Llevaba años abandonado y ha encontrado ahora una segunda vida: un edificio de ladrillos donde antaño se elaboraba cerveza brilla como centro de arte contemporáneo en el corazón de Teherán.
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La fábrica Argo, que producía en Irán una de las marcas de cerveza más antiguas y populares durante la dinastía Pahlavi (1925-1979), cerró sus puertas poco antes de la Revolución Islámica, cayendo en el olvido.
El edificio, construido hace más de un siglo, permaneció en ruinas hasta 2016 y servía de refugio para los sintecho en medio de paredes carcomidas por las inclemencias del tiempo.

“Hoy en día es uno de los edificios más bellos de Teherán”, destaca Nazanin Amirian, una arquitecta de interiores entrevistada por AFP en el inmueble, ahora renovado, que alberga exposiciones de arte.
En 1979 los religiosos derrocaron al último monarca de Irán e instauraron una República Islámica. Desde entonces la producción y el consumo de alcohol fueron prohibidos.

La fábrica Argo, que había cesado sus actividades, pasó completamente desapercibida para los islamistas que en ese momento “incendiaban” las cervecerías, según Hamid Reza Pejman, cuya empresa realizó la renovación el edificio.
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La obra duró dos años. La estructura principal de la fábrica se conservó, con sus paredes de ladrillo y la chimenea, pero el techo fue completamente reconstruido.

El sitio, que abrió al público en 2020, es ahora un museo y un lugar emblemático para el arte contemporáneo.
Transformación del paisaje
En el espacioso sótano que antes estaba lleno de barriles rebosantes de cerveza ahora se exhiben esculturas y pinturas coloridas de la artista iraní Maryam Amini, en una atmósfera tenue.

Antiguamente ubicado en las afueras de Teherán, Argo se vio gradualmente rodeada por la rápida expansión urbana de la capital iraní, que hoy cuenta con altos edificios, cafés modernos y enormes centros comerciales en sus barrios animados.
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La fábrica conserva parte de su antigua identidad al servir cerveza sin alcohol, aunque ya no la produce. Su logo, Argo, sigue vivo, pero los derechos fueron transferidos a un fabricante local de bebidas.
“Esperamos que la restauración de Argo inspire otros proyectos de preservación de edificios”, subraya Hamid Reza Pejman, mientras las sanciones internacionales complican o incluso hacen imposible toda cooperación o experiencia extranjera.

Edificios históricos de Teherán, algunos de los cuales albergaron antiguamente cines como el Asr Jadid (“Nueva era”), permanecieron mucho tiempo abandonados debido a las dificultades económicas, pero también al desarrollo urbano, que se lleva a cabo en detrimento de los edificios antiguos.

Amir Ali Izadi, un artista de 43 años, expresa su deseo de que esto cambie. La renovación de los edificios antiguos “transforma el paisaje urbano”, destaca.