Majestuoso Museo Egipcio o la Cuarta Pirámide

Máscara de oro de Tutankamón (1341-1323 BC), en Giza. Es una de las piezas invaluables del Gran Museo Egipcio.
Máscara de oro de Tutankamón (1341-1323 BC), en Giza. Es una de las piezas invaluables del Gran Museo Egipcio.151014+0000 KHALED DESOUKI

No es una simple museografía. Es una experiencia sublime para el alma viajera y culta. El Gran Museo Egipcio (GEM), la anhelada ‘cuarta pirámide’, abre por fin sus puertas con el marco de fondo de los monumentos de Guiza. Este nuevo titán toma forma, no solo por sus piedras, sino también por sus cristales y ambición. Es el lujo de la cultura en su máxima expresión.

La inauguración oficial del museo arqueológico más grande del mundo dedicado a una única civilización duró tres días. El gran público debió aguardar al día 4. Reyes, sultanes, princesas, celebridades y líderes de todo el mundo fueron testigos privilegiados de esta gran apertura tras 23 años de espera. Unas 20.000 piezas exhibidas nunca se habían mostrado al público.

Una colosal estatua de Ramsés II le da la bienvenida a la visita. Un espacio donde la elegancia moderna se funde con la majestuosidad de milenios.

Este santuario, con sus más de 480.000 metros cuadrados, alberga el legado dorado de Tutankamón en su totalidad por primera vez en la historia, una colección que haría palidecer a cualquier coleccionista.

No es solo mirar

Pero el Gran Museo Egipcio no es solo para mirar: es para sentir. Caminar por sus galerías, con vistas panorámicas a las pirámides, es un diálogo íntimo con la eternidad. Es el lujo de la cultura en su máxima expresión, un destino donde la historia no se observa detrás de un cristal, sino que se respira en cada rincón, resume un reportaje de la agencia EFE.

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Este museo se eleva imponente y mezcla el renacimiento cultural egipcio, la era faraónica y el confort contemporáneo. La leyenda, por fin, puede ser vivida. Un restaurante de alta cocina, terrazas con vistas insuperables y un lujo discreto convergen para una visita épica.

Se trata también de un momento histórico para Egipto cargado de implicaciones que hacen de esta obra un símbolo de orgullo nacional, una plataforma para proyectar “poder blando” y una no desdeñable fuente de ingresos económicos. Esperan al menos 5 millones de visitas por año.

La máscara dorada del rey Tutankamón se exhibe en el Gran Museo Egipcio (GEM) durante su inauguración al público, en Guiza, Egipto, este martes. Ubicado en la meseta de Guiza, el Gran Museo Egipcio es reconocido como el museo arqueológico más grande del mundo dedicado a una sola cultura y alberga más de 100.000 piezas arqueológicas.
La máscara dorada del rey Tutankamón se exhibe en el Gran Museo Egipcio (GEM) durante su inauguración al público, en Guiza, Egipto, este martes. Ubicado en la meseta de Guiza, el Gran Museo Egipcio es reconocido como el museo arqueológico más grande del mundo dedicado a una sola cultura y alberga más de 100.000 piezas arqueológicas.

¿La envidia del Louvre?

Las pirámides de Guiza tardaron en levantarse entre 20 y 30 años. El Gran Museo Egipcio luego de 23 años desde que el entonces presidente del país, Hosni Mubarak, colocara la primera piedra de la “cuarta pirámide”, en 2002.

El espacio arquitectónico no tendrá nada que envidiar al Louvre de París o al Museo Británico de Londres. Sus exposiciones permanentes ocupan una superficie de 85.000 metros cuadrados del total del conjunto de 480.000 m2.

La apertura se pospuso en repetidas ocasiones por la dificultad de levantar el edificio en el desierto –a la sombra de las pirámides de Guiza– y asegurar que no hubiese reliquias debajo, un proceso de retirada de miles de toneladas de arena que ocupó diez años, dice EFE.

 Foto de familia de los jefes de Estado, reyes, reinas y celebridades durante la inauguración oficial del Gran Museo Egipcio (GEM), en Giza, Egipto, el 1 de noviembre de 2025.
Foto de familia de los jefes de Estado, reyes, reinas y celebridades durante la inauguración oficial del Gran Museo Egipcio (GEM), en Giza, Egipto, el 1 de noviembre de 2025.

Después se sucedieron las revoluciones y protestas populares en Oriente Medio (Primaveras Árabes), las tensiones entre Israel e Irán, la pandemia del coronavirus, las recurrentes crisis económicas del país y la guerra de Gaza.

Pese a ello, el Gran Museo Egipcio abrió paulatinamente espacios para los visitantes.

Ramsés II, el vigilante

Entre las piezas se destaca una estatua vigilante de Ramsés II en el vestíbulo central, de 12 metros de altura y una antigüedad de 3.200 años, que comenzó un nuevo reinado entre las piezas arqueológicas más destacadas del Egipto faraónico.

Esta obra, que pesa más de 80 toneladas, representa al que fue tercer faraón de la Dinastía XIX y que vivió 87 años, ordenó edificar los célebres templos rocosos de Abu Simbel para conmemorar su victoria en la batalla de Qadesh (1274 a. de C.) y de su propio templo mortuorio en Tebas, actual población de Luxor.

Estatua de Ramses II en el hall principal del Gran Museo Egipcio, en Giza.
Estatua de Ramses II en el hall principal del Gran Museo Egipcio, en Giza.

El descomunal coloso de Ramsés II a día de hoy sigue enviando el mismo mensaje para el que fue esculpido en torno al año 1200 a.C: Aquí mando yo.

Sólido, poderoso, sereno e imperturbable, ni los milenios ni la contaminación de El Cairo, a los que estuvo expuesto durante 50 años en una de las principales plazas de la ciudad, han hecho mella en la figura del faraón, quien fue uno de los más destacados de toda la historia del Antiguo Egipto, según EFE.

Tutankamón, una pasión global

La joya de la corona es el tesoro de Tutankamón, la única tumba de un faraón descubierta intacta. En total, se exhibieron unas 5.400 piezas halladas en la tumba por el arqueólogo británico Howard Carter en 1922.

Hasta ahora, la máscara, las sandalias, las joyas o el único trono de oro que se conserva del Antiguo Egipto, pertenecientes al “faraón niño”, estaban desperdigados por los almacenes del Gran Museo Egipcio de la plaza cairota de Tahrir y el de Luxor.

En 3.500 años de historia, la máscara de oro de Tutankamón sólo tuvo dos hogares: una tumba en el Valle de los Reyes y un decrépito palacete rosa pálido en el corazón de El Cairo.

La somera descripción de este objeto de poco más de 10 kilos de oro macizo incrustado con lapislázuli, cornalina y turquesa, que representa al faraón Tutankamón como el dios Osiris, moldeado en torno al año 1323 a. de C., se queda muy corta para apreciar la dimensión real que tiene para el imaginario colectivo mundial, refiere una nota de la agencia EFE.

Una de las piezas antiguas exhibidas en el Gran Museo Egipcio.
Una de las piezas antiguas exhibidas en el Gran Museo Egipcio.

Por sí sola, desató la pasión global por el Antiguo Egipto y es la pieza central del Gran Museo Egipcio.

La máscara llegó solo unos días antes de la apertura, para ocupar su lugar de privilegio tras abandonar el Museo Egipcio de la plaza Tahrir de El Cairo, donde permaneció expuesta al público desde que el 28 de octubre de 1925, luego de que el arqueólogo británico Howard Carter levantara la tapa del tercer sarcófago de Tutankamón y revelara su contenido al mundo por primera vez en más de tres milenios.

En esta ocasión, la máscara está acompañada por primera vez desde su descubrimiento por los casi 6.000 objetos que formaban parte del ajuar funerario del faraón.

Todas estas reliquias se muestran en un único espacio dividido en galerías que permitirán al visitante tener una fotografía completa de la vida, el sufrimiento y el drama durante la época de Tutankamón, describe el reportaje de EFE.

Parte de la exhibiación en Giza, en el Gran Museo Egipcio.
Parte de la exhibiación en Giza, en el Gran Museo Egipcio.

Las galerías del Gran Museo Egipcio están interconectadas cronológicamente para que el visitante viaje por toda la historia del Antiguo Egipto. Un regalo para los turistas, la comunidad arqueológica y los egiptólogos.

Eso sí, no podrán asombrarse con piezas icónicas como la Piedra de Rosetta y el busto de Nefertiti, que continúan en Londres y Berlín, respectivamente, a pesar de la larga lucha de Egipto por recuperarlas.

Miles de millones de dólares

La inversión realizada hasta ahora para levantar el GEM es de más de mil millones de dólares, el triple de lo proyectado hace dos décadas.

El Gobierno egipcio espera que el Gran Museo ayude a incrementar el número de pernoctaciones en El Cairo, una ciudad muy atractiva pero que, de momento, solo tiene visitantes de paso hacia Luxor u otros centros de interés, que se detienen un día en la capital para ver las pirámides de Guiza.

Las autoridades confían en que la “cuarta pirámide” reciba cinco millones de visitantes anuales y sean ocho millones dos años después de su inauguración.

Parte de las piezas de la galería especial dedicada a Tutankamón (1341-1323 BC) en el Gran Museo Egipcio.
Parte de las piezas de la galería especial dedicada a Tutankamón (1341-1323 BC) en el Gran Museo Egipcio.

¿Un barco en el desierto?

El museo ocupa una superficie de 500.000 m2, el doble que el Museo del Louvre y dos veces y medio más que el Museo Británico, de los cuales 167.000 metros están edificados. El resto está dedicado a jardines, plazas, zonas comerciales y accesos.

Alberga más de 100.000 piezas que abarcan 7.000 años de historia, desde el Egipto predinástico hasta el periodo grecorromano. Unas 20.000 de ellas nunca se habían mostrado al público.

El edificio, de forma triangular y orientado hacia las pirámides de Keops y Micerino, combina piedra caliza translúcida y alabastro egipcio en su fachada principal. Hay quienes sostienen que su forma imita un barco y sigue a la pregunta de por qué una embarcación de esa naturaleza en medio del desierto.

Costo de ingreso

La “cuarta pirámide”, llamada así por su diseño y proximidad a la necrópolis de Guiza, está preparada para recibir hasta 15.000 personas diariamente. El costo del ticket por persona varía según la edad y la nacionalidad. Para los egipcios no supera los seis dólares. En cambio, los extranjeros adultos podrían pagar alrededor de 50 dólares.

La visita vale la pena porque el edificio de Heneghan Peng Architects es espectacular, con una gran escalinata de sarcófagos y esculturas alineadas que llevan a un inmenso ventanal con una vista privilegiada de Guiza.

El enorme complejo alberga también un almacén de antigüedades y un laboratorio de restauración. Sus grandes salas de techos altos y galerías con mucha luz natural están diseñadas de forma que el turista sienta que está entrando en un verdadero yacimiento arqueológico.