Historia del velo en Museo Judío de Berlín

BERLÍN. En el Museo Judío de Berlín se muestra que repasa los orígenes del velo en la antigua Mesopotamia, su adopción por las diferentes religiones y su uso actualmente como expresión a la vez de tradición y de un nuevo feminismo religioso e identitario.

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La exposición, titulada “Cherchez la femme. Perücke, Burka, Ordenstracht” ("Buscad a la mujer: peluca, burka, hábito"), aborda los motivos históricos y religiosos por los cuales se cubren las mujeres e ilustra su importancia en el judaísmo, el islam y el cristianismo a lo largo de la historia.

Según explicó en una rueda de prensa, Miriam Goldmann, comisaria de la muestra junto a Naomi Lubrich, los orígenes del velo se remontan a la Mesopotamia de hace 3.000 años, cuando por ley las mujeres “privilegiadas” se cubrían en público para diferenciarse de esclavas y prostitutas.

Esta tradición fue adoptada por judíos, cristianos y musulmanes, que le otorgaron así un significado religioso.

Mientras en el cristianismo este ritual prácticamente ha desaparecido y se mantiene sólo en las iglesias orientales y comunidades baptistas reformadas, así como en las audiencias papales con la clásica mantilla, en el islam y el judaísmo, el pelo de la mujer sigue siendo para muchos creyentes un elemento demasiado íntimo para ser mostrado en público.

Una de las diferencias entre islam y judaísmo, explicó Goldmann, es que mientras las mujeres musulmanas comienzan a cubrirse en la pubertad, las judías que deciden dar ese paso lo hacen una vez casadas.

En el judaísmo, la gama abarca desde las pelucas con las que mujeres de la comunidad ortodoxa se cubren la cabeza tras raparse el pelo, al tichel, el pañuelo que tapa el cabello, pero no el cuello.

Aparecen también en la exposición cintas de pelo, ajustadas capuchas de puntillas, gorros de fieltro y gorras suaves que se ajustan a la línea de nacimiento del cabello y con mucho espacio en la parte posterior de la cabeza.

Muy populares ahora entre las jóvenes judías son los tocados minúsculos, apuntó la directora de programación del Museo Judío, Cilly Kugelmann, que lucía uno en forma de lazo a modo de ejemplo. Y más aún desde que la duquesa de Cambridge, Catalina Middleton, convertida en icono de la moda, los lleva con frecuencia, se subraya en la muestra.

Mientras, la gama de velos en el islam distingue entre el pañuelo “ al estilo turco” , “al estilo árabe”, el “al-amira”, el niqab, el burka afgano, el chador iraní y el hiyab, con sus diferentes longitudes y nudos. La segunda diferencia, en opinión de Goldmann la más “importante” , es que el pañuelo en el judaísmo “carece de un componente político”, por lo que cubrirse o no “no tiene importancia en la sociedad ” , mientras que “la sociedad percibe con una mirada totalmente distinta el velo musulmán”.

La exposición dedica asimismo un apartado al mundo de la moda y al nicho de mercado abierto para los diseñadores por las mujeres que desean respetar sus convicciones religiosas sin dejar de ser estilosas, y que ha dado lugar a numerosos blogs y tutoriales en YouTube acerca de cómo lucir velo con clase.

Con la presentación de dos burkinis y una colección de titulares y caricaturas, la muestra recoge también el debate en torno a esta prenda de baño a raíz de la prohibición el año pasado de su uso en las playas del sur de Francia.

Según Kugelmann, la exposición tiene una “perspectiva crítica” que se refleja no tanto en los objetos expuestos -entre los que figuran 23 ejemplos de elementos para cubrir el cabello, tres esculturas y 29 fotografías-, como en las instalaciones artísticas y los vídeos, en las que diversas mujeres opinan sobre el uso o no del velo.

“Para mí este tema es interesante porque el fenómeno de cubrirse las mujeres tiene mucho que ver con la mirada masculina”, subrayo la directora.

La mujeres, explicó, “tienen que ayudar a los hombres a controlar sus propias necesidades físicas cubriendo sus encantos femeninos” y este es, a su juicio, “el secreto del fenómeno de cubrirse”, además de la existencia de una base ética y religiosa.

Según Kugelmann, “Europa vive hoy una época de neofundamentalismo, relacionado no tanto con el cristianismo como con el islam”, a la que se suma una “orientación fundamentalita dentro del judaísmo”.

En su opinión, se debería asumir con más “serenidad” la existencia de los velos y aceptar que hay personas que se visten de forma diferente, antes de entrar en “una lucha absurda contra molinos”.

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