El agro paraguayo, desde 2022, trabaja en un sistema de trazabilidad que demuestre que la producción que envía al bloque europeo es de terrenos no deforestados desde finales de 2020. En el caso de Paraguay, esta medida rige para la soja, la carne bovina y la madera. Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremio de la Producción (UGP) explicó en un encuentro con miembros de la Coordinadora Agrícola del Paraguay (CAP) los alcances del reglamento 1115, aplicación de la normativa prevista para enero del 2026, que podría postergarse de nuevo.
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El titular de la UGP comentó a los productores participantes, que nuestro país comenzará a tener restricciones en el comercio exterior, de parte de los organismos internacionales, condicionadas a las cuestiones socioambientales.
Para él, está normativa es una “amenaza” que deberá implementarse “de la mejor manera”, de lo contrario el “perjuicio podría ser enorme” para el Paraguay, que es un productor y exportador de alimentos.
Paraguay, un jugador importante
El gremialista añadió que nuestro país es pequeño, pero que sin embargo es un jugador “importante en las ligas mayores de producción global de alimentos”.
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“El país exporta productos para 120 millones de personas, de manera competitiva, sustentable, protegiendo el ambiente y no degradándolo. Paraguay está haciendo bien las cosas, debemos hacernos respetar y que nos dejen trabajar tranquilos”, exigió.
En cuanto al intercambio comercial con el bloque, detalló que en 2024, US$ 430 millones correspondió al agro, es decir, que el 4% de las exportaciones tuvo como destino el mercado europeo.

“En el 2023 vendimos solo 480 mil toneladas de soja y derivados, cuando el país produjo más de 10 millones toneladas. Considero que colocar 500 mil toneladas en otro mercado no será difícil y los US$ 145 millones que corresponden a la soja”, indicó.
Ante eso, detalló que la dependencia de Argentina, destino del 70% de la soja paraguaya, que comercializa con la UE el 20% de su industrialización de harina. Aclaró que vende unas 10 mil toneladas más, quese mezcla con la producción paraguaya.
El reglamento, un proteccionismo
“Como Europa necesita diferencial, tiene la intención de que el 100% de los productos del país estén certificados. Para nosotros el reglamento 1115 no es más que un proteccionismo comercial disfrazado con el lema del cuidado ambiental. Está normativa afectará la seguridad alimentaria y frenará la producción de alimentos”, insistió.
El gremialista del empresariado enfatizó que se trata de proteccionismo, debido a que la producción sudamericana creció 620%, mientras en Europa solo 131%, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), mencionó el presidente de la UGP, al tiempo de destacar que no “pueden competir con nosotros (Mercosur)”.
Cristaldo sumó el aumento del 257% a los rendimientos por hectárea de los países de Mercosur contra 174% que registran en las naciones del bloque. Mientras la población se ubicó en 182% y en la UE 25%. “En el uso del suelo aumentamos 100% en estos 60 años y ellos redujeron 16% debido a políticas restrictivas y de supuesta protección ambiental”, argumentó.

El empresario insistió en advertir que para nuestro país el reglamento 1115 es un freno para el desarrollo, porque la Unión Europea pretende establecernos normas de protección agropecuaria, imponer condiciones de comercialización de productos, que ahora son siete (ganado bovino, cacao, café, palma aceitera, caucho, soja y madera), así como de sus productos derivados (cuero, chocolate y muebles etc.). En el futuro, según Cristaldo, se ampliaría a otros rubros, como el maíz, arroz, carne de cerdo y algodón.
Segregación, el desafío
La cuestión que más preocupa al sector es la separación de productos. En su momento, representantes de varios gremios fueron a Bruselas a “plantear que la segregación en un 100% es imposible”.
Indicó que el gran problema del Reglamento 1115 para Paraguay y países vecinos es que no permite, a lo largo de cada eslabón de la cadena- desde el campo, el silo hasta del puerto de destino- que los granos de soja que cumplan con las exigencias de la Unión Europea se mezclen con los provenientes de parcelas que no están
Más dinero destinado en infraestructura
Además del balance de masa, un sistema utilizado para ciertas certificaciones que permiten mezclar los granos de diferentes orígenes o parcelas, manteniendo el control de las cantidades. “Quieren que todo sea físicamente segregado y no documentalmente”, dijo.
“No existen condiciones a corto plazo para segregar. Aunque se dispusiera de la infraestructura necesaria, no se podrían establecer los canales de separación en menos de cuatro o cinco años, y se gastaría más dinero en su implementación que lo que se obtiene con las ventas y eso es irracional”, concluyó.
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