El autoritarismo que reivindica una fecha infeliz

Aprendices de dictadores en el Congreso Nacional han quitado sus mejores galas la semana pasada, casi coincidentemente con la fecha infeliz que recuerdan con anhelo, y qué mejor que emulando prácticas arbitrarias y contrarias al respeto de derechos y libertades fundamentales, bien aprendidas del fallecido dictador Stroessner, nacido un 3 de noviembre, como hoy. Da la casualidad de que uno de los impresentables integrantes de la “comisión garrote” en pleno ejercicio, Jatar “Oso” Fernández (ex Cruzada Nacional, hoy cartista), apareció sorpresivamente con una quinta en la localidad de Ayolas, con un letrero que dice “La guarida del General”, y una reproducción de la firma del sanguinario dictador. Quienes festejan esa fecha infeliz, deben saber que también están tocándoles las orejas a quienes ya han demostrado que no permitirán que se apague en nuestro país la llama de la libertad y de la democracia.

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Aprendices de dictadores en el Congreso Nacional han quitado sus mejores galas la semana pasada, casi coincidentemente con la fecha infeliz que recuerdan con anhelo, y qué mejor que emulando prácticas arbitrarias y contrarias al respeto de derechos y libertades fundamentales, bien aprendidas del fallecido dictador militar Alfredo Stroessner, cuya fecha de nacimiento, un 3 de noviembre, como hoy, sus partidarios equiparaban, poco menos, con el Día de la Independencia Nacional. Da la casualidad de que uno de los impresentables integrantes de la “comisión garrote” en pleno ejercicio, Jatar “Oso” Fernández (ex Cruzada Nacional, hoy cartista), apareció sorpresivamente con una quinta en la localidad de Ayolas, con un letrero que dice “La guarida del General”, y una reproducción de la firma del sanguinario dictador.

Una de las primeras exponentes del desprecio de las libertades, en este caso hacia la libertad de expresión y el trabajo de la prensa como instrumento para ejercer ese derecho, es la senadora Norma Aquino, autodenominada Yamy Nal (también tránsfuga de Cruzada Nacional al cartismo), quien en un acto de prepotencia tras ser abordada y cuestionada sobre presuntos hechos de “planillerismo” mientras se desempeñaba como funcionaria del Poder Judicial, no encontró mejor forma de burlarse del pueblo paraguayo que mostrando un gesto obsceno con el dedo. De esta forma, ese dedo que, a través de la prensa exhibe a todo el pueblo paraguayo, no hace más que imitar las viejas prácticas estronistas de despreciar el trabajo de la prensa independiente. No contenta con este acto de burla hacia la ciudadanía, la senadora en cuestión amenazó a los trabajadores de prensa con la frase “la próxima les irá peor”, recordándonos cómo en otro momento el diario ABC y otros medios fueron perseguidos y clausurados por defender la libertad de expresión.

Ante estos hechos, el presidente del Congreso, Basilio “Bachi” Núñez (ANR, cartista), en una actitud conciliadora, refirió que buscará garantizar la labor de la prensa y por ende, la libertad de expresión. Sin embargo, sus palabras no han sido más que discursos vacíos ya que hasta el momento no ha adoptado ningún tipo de sanción en contra de su colega por el amedrentamiento y la posterior amenaza realizada. Recordemos que cualquier acto de violencia contra la prensa es un acto de violencia contra la ciudadanía, puesto que se ve afectado el derecho de acceder a información de interés público a través del libre ejercicio del periodismo. Entonces, mantener una actitud tibia y condescendiente con este tipo de violencia social por parte del presidente del Congreso nos recuerda al actuar de los conocidos “pyrague” de la dictadura, quienes para obtener los favores del dictador dejaban pasar las más graves violaciones de derechos humanos. Entonces, tanto quien obra por acción como aquel que deja de actuar ante violaciones de derechos humanos cuando tiene un deber de hacerlo, es igualmente responsable, en este último caso, convirtiéndose en cómplice de dichas violaciones.

Y coincidentemente con estos preocupantes hechos, exponentes del oficialismo gobernante, comenzando por el presidente Santiago Peña, han instalado en la opinión pública la supuesta necesidad de reformar nuestra Constitución Nacional, para considerar un asunto de índole tributario, lo que, como era de esperar, dio pie a que de inmediato surgieran voces, entre ellas las del propio titular del Congreso, a favor de incorporar en esa agenda el tema de la reelección presidencial. Pareciera un movimiento muy bien coordinado. Y bien, la fecha de hoy, 3 de noviembre, es propicia para recordar el artículo 173 de la Constitución de 1967, creada a medida del dictador Stroessner –enmendada convenientemente–, que le permitió la reelección indefinida, hasta su destitución mediante un cruento golpe militar, luego de 35 años en el poder. Lo más probable es que la estrategia actual esté inspirada también en el copamiento del poder por algún aspirante a dictador hoy en las sombras.

Todas estas conductas conmemorativas a esa fecha infeliz que deseamos olvidar están acordes con el discurso agresivo de Santiago Peña hacia la prensa tras ser consultado sobre un posible conflicto de intereses, abriendo además un campo propicio para reivindicar el autoritarismo propio del estronismo, que hoy se presenta con otra cara pero con el mismo propósito. Quienes festejan esa fecha infeliz, deben saber que también están tocándoles las orejas a quienes ya han demostrado más de una vez que no permitirán que se apague en nuestro país la llama de la libertad y de la democracia, que en tan poca estima tienen hoy quienes manejan el poder de la República.

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