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“Cada país registra una marca de personas que, nacionales o internacionales, aman y se consustancian con los lugares donde moran largamente o transitan de forma efímera”, señala una investigación del doctor Pedro Gamarra Doldán, quien rescata la figura de un personaje que ha dejado un importante legado al Paraguay, aunque su nombre no sea el de los más mencionados: Matías Alonso Criado.
En nuestro país –menciona– existe un gran reconocimiento hacia el italiano Guido Boggiani, etnólogo, cientista y amante de la tierra y sus frutos, o el español Rafael Barrett, de especiales, cuando no espectaculares ideas libertarias, quien amó al ser humano y a su prójimo.
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“Quiero recordar en estos párrafos a otro ibérico nacido en Astorga, León, España, un 25 de febrero de 1852. Fue partidario de la república en su país de origen, y al ser reimplantada la monarquía en esos lares prefirió trasladarse a América, al Uruguay específicamente, que lo acogió con cariño y con la amplitud de ideas que siempre tuvo esa república marplatense. Trabajó y amasó una buena fortuna, que le permitió ser un señor, dador de gran parte de lo que poseía”, explica el investigador al referirse a don Matías Alonso Criado.
Invirtió –prosigue– fuerte patrimonio en su país de origen en obras benéficas y en el Uruguay ni qué decir, pero extrañamente fue hacia el Paraguay donde dibujó un gran señorío en obras que hacía falta, en un país apenas alejado de la sufrida Guerra Grande (1864-1870), es decir “la cocina contienda de la Triple Alianza”.
Cuenta Gamarra Doldán que se hizo amigo, no solamente de comerciantes, sino de personas que perfilaban un nuevo modus-vivendi entre dos países, que ingratamente se enfrentaron en la contienda.
Destaca que “a su ingenio se debe que, estando en 1883, en Montevideo, el ministro de relaciones exteriores del Paraguay, don José Segundo Decoud, fue Alonso Criado uno de los principales propulsores de la condonación de la deuda de la guerra por Uruguay (1883), sino también de la devolución de los trofeos de guerra en poder de la República Oriental del Uruguay (1885), formando parte de la comisión enviada al efecto por el presidente de ese país, Gral. Máximo Santos”.
Tierras en el Chaco
En Paraguay encontró la ocasión propicia para adquirir tierras en el Chaco que habían sido puestas a la venta por el Gobierno del general Bernardino Caballero. “Las compras de esas tierras fueron su apuesta inmobiliaria al renacer en ese momento del país”.
Matías Alonso Criado fue nombrado cónsul honorario del Paraguay, en Uruguay y nunca percibió ni pidió fondo alguno. Por el contrario, preocupado por la pobreza que existía en nuestro país, adquirió en el barrio Tembetary de nuestra capital, 30 hectáreas para ser distribuidas entre personas de escasos recursos, afirma el abogado e investigador.
“Le interesaba el desarrollo de nuestra agricultura, y así pasó a investigadores que se diseñaran métodos nuevos efectivos en el cultivo del café y de la vid. De su peculio mandó imprimir miles de ejemplares sobre esos temas, para ser distribuidos en el campo por el Gobierno paraguayo”.
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No conforme con ello –siempre siguiendo el escrito de Gamarra Doldán– conoció en una de sus visitas la cárcel pública, ubicada entonces en los fondos del Colegio de La Providencia, al costado de la Catedral. Entonces encargó a técnicos especializados un folleto inspirado en las ideas de Concepción Arenal, que imponía sus métodos en cárceles orientadas a la reforma del individuo con miras a su reinserción social y no tanto de oprobio y castigo.
Así imprimió nuevamente a su costo Hacia un sistema de regímenes penitenciarios en el país para ser implementada por el Gobierno nacional.
Alonso Criado, también se mostró preocupado por el problema de límites con Bolivia y tras reunir a geógrafos e historiadores realizó un inmenso plano del Paraguay, con nuestros límites claros con el Chaco para ser distribuido en ministerios, legaciones y escuelas nacionales, incluyendo un plano de Asunción. Este fue el primer trabajo realizado luego del plano del Cnel. húngaro Francisco Wisner de Morgenstein (1873) con la clara intención de la defensa de nuestros límites. “Es una obra maestra”, sentencia Gamarra al destacar que con esta y otras obras calificadas y oportunas Matías Alonso Criado honró a España, Uruguay y Paraguay.
La ingratitud
Con la revolución de 1904, el gobierno que ascendió en Paraguay a comienzos de 1905 dio por terminada sus funciones de cónsul honorario en el Uruguay. “El decreto ni siquiera contenía las merecidas gracias a tan venerable persona”.
Siguió viniendo ocasionalmente al país hasta su fallecimiento, el 19 de noviembre de 1922.
“Nunca fue declarado ciudadano honorario del país. Y una solicitud realizada por la Fundación Asunción (Gamarra -Pozzoli) para nombrar una calle con su nombre como presencia viva y a modo de honrar su memoria duerme en los archivos del municipio de Asunción el sueño de los imposibles”, se queja el investigador.
Y fundamenta que se trata de una deuda de gratitud y justicia para una persona que en forma desinteresada y generosa donó parte de sus bienes, su sabiduría y su afán de cooperación por expandir valores y defender lo justo. “Matías Alonso Criado donó también parte de su vida a un país que lo expidió con amarga ingratitud”.