El muerto no muerto

En este mes del aniversario del nacimiento del escritor irlandés Abraham «Bram» Stoker (8 de noviembre de 1847-20 de abril de 1912), cabe decir que fue inventor de una tan famosa criatura –Drácula– que resultó «vampirizado» por su propia creación

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Los hijos de Adán

Abraham Stoker nació en Clontarf, en las afueras de Dublín, y pasó su infancia postrado por dolencias evidente y largamente superadas por el remero y campeón de atletismo en el que se convirtió en sus años de universitario en el Trinity College de Dublín.

Los mismos años en los cuales descubrió al estadounidense autor de Hojas de hierba, por el cual conservó un especial toda su vida. «Cuando Michael Rossetti publicó en 1868 Poemas Selectos de Walt Whitman causó una tormenta en los círculos literarios británicos. Los críticos del momento se lanzaron sobre el poeta y su obra cual perros rabiosos sobre un mendigo haraposo», recuerda. «Por desgracia, ciertos pasajes de Hojas de hierba permitían ataques, y quienes no podían o no querían entender su vasto espíritu citaban muestras como mínimo disuasivas. Sin duda, veían la ocasión de un ataque feroz; con esos extractos, el libro parecía tan ofensivo para la moral como para el buen gusto. No tuvieron escrúpulos en dar la “ipssisima verba” de los pasajes más chocantes. En mi propia universidad, el libro fue recibido con burlonas carcajadas. […] Hablamos con desprecio de Walt Whitman y la nueva poesía durante días, en especial los que no habíamos visto el libro. Un día me encontré con un sujeto que tenía un ejemplar y le pedí que me dejara hojearlo. Me dijo: “Llévese esa maldita cosa. ¡Estoy harto!”. Me lo llevé al parque a leerlo a la sombra de un olmo. Pronto empecé a formarme mi propia opinión; era diametralmente opuesto a cuanto había escuchado sobre él» (1). En febrero de 1876, le escribió una carta a Whitman, y le adjuntó otra que no había osado enviarle cuatro años atrás. La respuesta llegó en marzo: «Mi querido joven, he leído con placer sus cartas […] Ha hecho bien en escribirme de forma tan poco convencional, fresca, viril y afectuosa» (2). Stoker aprovechó sus viajes a Estados Unidos para conocerlo en persona, y en 1898 describió para Who’s Who así sus aficiones: «pretty much the same as those of the other children of Adam», «las mismas de los otros hijos de Adán», esos que en Hojas de hierba saben «nadar, remar, montar, pelear, disparar, correr, golpear, retirarse, avanzar, resistir, defenderse», «to swim, row, ride, wrestle, shoot, run, strike, retreat, advance, resist, defend themselves», como Jonathan Harker, como el doctor John Seward, como Abraham Van Helsing, todos ellos animosos cazadores de vampiros.

Liceos y bistecs

Bram se graduó en Matemáticas Puras, empezó a trabajar como funcionario en el Dublin Castle, entró a la Sociedad Histórica del Trinity College y se convirtió en un visitante asiduo de sir William y lady Jane, los padres de su brillante y desdichado paisano Oscar Wilde, que durante dos años («los más dulces de toda mi juventud») fue novio de Florence Balcombe, que se casó con Stoker en 1878. Stoker vendió su primer cuento, «The Crystal Cup», a la revista London Society en 1872, fue editor de Halfpenny Press de 1873 a 1874, publicó por entregas en 1875 en el semanario The Shamrock tres historias –The Primrose Path, Buried Treasure y The Chain of Destiny– y, al ser nombrado inspector de tribunales de primera instancia en 1876, tuvo que recorrer la Irlanda rural, que será el escenario de su primera novela, publicada en 1888 en The People por entregas y como libro en 1889, The Snake’s Pass.

Stoker vio actuar a John Henry Brodribb, a.K.a Henry Irving, por primera vez la noche del miércoles 28 de agosto de 1867 en el Theatre Royal de Dublín. Y se ofreció como crítico teatral al periódico editado por Sheridan Le Fanu, el Dublin Evening Mail. Tiempo después, en 1876, Irving, deseoso de conocer al que ahí lo elogiaba, lo invitó a cenar. Hicieron amistad y Henry le ofreció el puesto de administrador del Lyceum Theatre.

Bram aceptó. El nuevo Lyceum abrió sus puertas en 1878; su gran éxito fue Fausto: casi ochocientas funciones, con Irving en el papel de Mefistófeles. Bram trabajó con él hasta la muerte del actor en 1905. Ambos solían cenar en una antigua sede (3) de la Sublime Society of Beef Steaks –que, creada por John Rich en 1735, según William Arnold (4), tuvo entre sus miembros al doctor Johnson y a William Hogarth–, la habitación del Lyceum conocida como Beefsteak Room, «sala del bistec», y junto a su parrilla, con frecuencia en compañía de otros comensales, se contaban las más extrañas historias.

Un «gótico marino»

Allí, en el Lyceum, el 18 de mayo de 1897 Irving leyó una adaptación escénica de Drácula. Stoker había empezado a escribir esta novela epistolar en Whitby, pueblo costero coronado por una abadía en ruinas, en unas vacaciones de 1890, y le había dedicado siete años. Refleja varios temas –el del vampiro, claro, en primer término– y temores del momento. Un elemento revelador del contexto cultural al que pertenece esta obra es el Démeter, la goleta que lleva al puerto de Whitby al conde, que al llegar se pierde en la noche, convertido en perro. Esta nave es parte de una tradición que cabría llamar «horror marino» –y, en este caso, específicamente «gótico marino»–, tradición obsesionada con el poder oceánico, las tormentas y los naufragios, y nutrida con las experiencias de los que desafiaron los peligros de los mares, fueron testigos de sus prodigios y volvieron para contarlo. Una tradición hecha tanto de literatura escrita como de leyenda oral y tanto de fantasía como de circunstancias y hechos reales de la vida marinera. Una tradición perteneciente a un antiguo universo que se desvaneció a comienzos del siglo XX.

Al igual que el propio conde –muerto no muerto, ente antinatural, «otro»–, esta nave está entre el ser y la nada. En el mito griego, Démeter, diosa de la fertilidad, rescata a su hija Perséfone del subterráneo reino de Hades, su raptor, todos los años, y por eso el nombre de la nave ya sugiere el paso del mundo de los vivos –al que cada primavera Démeter trae de regreso a Perséfone– al de los muertos –morada de Hades, señor de las sombras en la Antigüedad–, y viceversa. El Démeter presagia la historia antes de que el vampiro epónimo se apodere del libro. La historia del Deméter se apoya en una red de simbolismos anteriores al arraigo del mito del vampiro en el mundo victoriano, simbolismos asociados al mar y sus fantasmas –sus navegantes fantasmas, sus naves fantasmas–, y traduce a su manera preocupaciones contemporáneas que serán claves en el desarrollo del relato. Stoker publicó en 1897 esta novela con la cual lo recordamos en el mes cuyas noches estaría dedicando a celebrar su cumpleaños ciento setenta si fuese –como, obviamente, lo es– un vampiro.

Notas

(1) Bram Stoker: Personal Reminiscences of Henry Irving, Londres, Heinemann, 1907, pp. 302-303.

(2) Op. cit., pp. 304-305.

(3) Walter Arnold: The Life and Death of the Sublime Society of Beef Steaks, Londres, Bradbury, Evans & Co, 1871, p. 5.

(4) «The Society was founded by Henry (sic) Rich, the celebrated harlequin and machinist of Covent Garden Theatre in 1735». Op. cit., pp. 1-2.

juliansorel20@gmail.com

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