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La participación de los representantes de todos los actores se puede desarrollar en varios niveles.
- Primer nivel es la colaboración: la autoridad llama a las demás personas a colaborar con una idea planificada y decidida. Entonces deben trabajar en esa idea, pero no discutirla. Esta forma de participación limita el poder de las personas.
- Segundo nivel es la participación de las decisiones: la autoridad decide que las cosas se decidan entre todos, e invita a las demás personas discutir juntas sobre algunas cosas que la autoridad elige, no sobre otras cosas. Esta forma de participación limita el poder de las personas, porque solo pueden decidir sobre las cosas que la autoridad quiere.
- Tercer nivel es la construcción conjunta: las personas entienden que el poder está en ellas. Entonces dialogan y discuten, proponen y crean, piensan y reflexionan, se comprometen y actúan.
La autoridad está al servicio de la comunidad y de la construcción conjunta que realizan todas las personas en la misma. Esta forma de participación reconoce el poder de las personas porque se considera que todas las personas son iguales y tienen algo que aportar a la comunidad.
Desde la propuesta de la guía sobre la gestión participativa lo ideal es desarrollar el tercer nivel centrado en aprender a hacer juntos una escuela democrática, formadora de capacidades y potenciadora de competencias en un modelo holístico, planteado al servicio de los alumnos como principales protagonistas de la educación. Hacer realidad la gestión participativa depende de toda una organización institucional iniciada con una buena planificación y articulación de todas las dimensiones de la gestión (pedagógico–curricular, administrativo–financiera, comunitaria, organizacional-estructural). Esta planificación se configura en el Proyecto Educativo Institucional (PEI) donde se enmarca la hoja de ruta a seguir a largo plazo cuyas acciones concretas se delimitarán en los diferentes proyectos vinculados a él y plasmados en actividades concretas en el Plan Operativo Anual (POA).
La labor de directivos y docentes cobra relevancia y protagonismo, ya que a través de una adecuada gestión se puede entregar una educación de calidad y, de esta manera, disminuir la brecha existente entre los colegios. Esto obliga a los equipos directivos de los centros educativos a provocar un cambio en la forma de orientar los esfuerzos para lograr aprendizajes de calidad.
Fuentes: Gairin, J; Rodríguez Gómez, D. (2015). Innovación, aprendizaje y gestión del conocimiento en las instituciones educativas. Revista Educación 2015. Nº46 (73-90). Gil, J (1992). Bazarra, L y Casanova, O. (2013). Directivos de Escuelas Inteligentes. ¿Qué perfil y habilidades exige el futuro? Madrid: SM. Cuenca, R. y Pont, B. (2016). Liderazgo escolar. Inversión clave para la mejora educativa. Madrid: Fundación Santillana.