El nuevo vocabulario gastronómico

Hoy todo es gourmet, los cocineros son famosos y las gastrotendencias globalizadas nos inundan por doquier. El diccionario popular parece colapsado con las nuevas palabras instauradas desde las redes sociales por los millenials (los nacidos en el año 2000) y se usan cotidianamente nuevos vocablos que la mayoría de los adultos no conocen.

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Para empezar, existen los cool hunters, quienes son los encargados de detectar las nuevas tendencias en Instagram, Twitter, Facebook y todo grupo de redes sociales que aparezca en el mundo virtual. Ellos nos indican lo que se usa, lo que está de moda, e incluso lo que vamos a comer la próxima temporada.

Foodwatchers son específicamente los observadores de tendencias gastronómicas, que rastrean el mercado en forma profesional y están llamados a diseñar los alimentos del futuro. Ya detectaron tendencias como el Eater_tainment (entretenimiento alimenticio) o el Egofood (la comida para alimentar el ego).

Profesionales de las redes

Los gourmets 2.0 o gastronautas, como fueron bautizados por la prensa británica, son jóvenes obsesionados con las comidas y tecnológicamente muy competentes. Una nueva raza de enterados gastronómicos que no cuenta estrellas Michelin, no consulta las guías del ocio ni venera a los divos de los fogones, o sea, a los cocineros famosos. Ellos encuentran cocinas ambulantes a través de Twitter, se enteran de restaurantes clandestinos gracias a los grupos de Facebook o saben qué pedir en un chino de carta ininteligible gracias a su blogroll. Ah, y son fóticos, todos sus comentarios son primeramente visuales, fotográficos y de texto, poco y nada, más vale una imagen que mil palabras.

Food porn es una expresión explícita para describir ese fenómeno que convierte los alimentos en objetos de deseo. Esa comida obscenamente apetecible, con toda una estética del placer, lujuria visual, la belleza de un plato perfecto. 

Fooding es una corriente culinaria nacida en Francia que defiende una gastronomía menos altiva, al alcance de los que quieren cocinar o alimentarse de una manera desenfadada y lúdica, es food + feeling (comida y sentimiento), fooding es pasarlo bien comiendo, es informalidad, es dejar los prejuicios en la puerta de entrada al lugar donde se va a comer.

En cuanto a los lugares, es el momento del street food y los pop up restaurants, restaurantes emergentes instalados en patios de comida al aire libre, en food trucks y containers, o en un carrito en la puerta de su casa, tendencia que por cierto ya llegó a nuestro país y está pegando fuerte entre los jóvenes. 

Pero también se instalará entre nosotros una gastrotendencia que es furor en el resto del mundo, los Social dining, restaurantes clandestinos, la cocina underground y los supper clubs (restaurantes secretos). Se trata de comer en casa de un desconocido, un modelo de negocio nuevo, diferente y apasionante, cenas privadas “en casa de”, muchas veces clandestinas, grupos cerrados de desconocidos cuyo nexo en común es el amor a la comida. Allí se reúnen, por ejemplo, los social eaters o los secret foodies.

Mood food o la cocina de la felicidad

El origen del término viene de la mano de Drew Ramsey, autor de La dieta de la felicidad y profesor de la Universidad de Columbia, Estados Unidos: los alimentos altamente procesados, con elevadas cantidades de azúcar y toxinas no solo provocan obesidad, sino también depresión. Y en el otro lado de la balanza, determinados alimentos activan los neurotransmisores cerebrales relacionados con el placer y el buen humor, como las bananas, los aguacates, la piña, los garbanzos o las frutillas. “Comer sano equivale a tener siempre una sonrisa en la cara”, asegura Ramsey.

vccabrera@abc.com.py

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