¿Qué es la inflamación silenciosa?
La inflamación silenciosa, también conocida como inflamación de bajo grado, es una respuesta inflamatoria crónica que se produce en el cuerpo sin síntomas obvios.
A diferencia de la inflamación aguda, que se manifiesta con dolor, hinchazón y enrojecimiento, la inflamación silenciosa es más sutil y puede persistir durante largos períodos.
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Efectos de la inflamación silenciosa
Muchas personas experimentan fatiga constante que no puede explicarse solo con la falta de sueño. La inflamación silenciosa puede alterar la función energética celular, lo que contribuye al cansancio crónico.

Por otro lado, la inflamación puede afectar negativamente la renovación celular y la producción de colágeno, lo que resulta en una piel sin brillo, propensa a imperfecciones y prematuramente envejecida.
Además, la inflamación silenciosa puede afectar neurotransmisores y hormonas responsables de regular el estado de ánimo, llevando a cambios emocionales, irritabilidad e incluso depresión.
Causas frecuentes de la inflamación silenciosa
Todo puede comenzar en la mesa. Una alimentación cargada de productos ultraprocesados, azúcares refinados y grasas trans actúa como combustible para estos procesos inflamatorios. Cada bocado desbalanceado envía señales al cuerpo que, con el tiempo, se traducen en una inflamación persistente y dañina.
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El estrés también tiene un rol protagónico. Vivir en un estado constante de alerta altera las hormonas, desregula funciones vitales y mantiene al cuerpo en una especie de batalla interna. Aunque invisible, este estrés mal gestionado deja huellas biológicas profundas.
Y, como si fuera poco, el sedentarismo completa el cuadro. Cuando el cuerpo permanece inactivo por largos periodos, pierde su capacidad natural para controlar la inflamación. El movimiento no solo fortalece músculos y mejora el ánimo, también es una herramienta esencial para mantener a raya este enemigo silencioso.
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Estrategias para combatir la inflamación
Alimentación anti-inflamatoria: adoptá una dieta rica en frutas, verduras, pescados grasos, nueces y aceites saludables, como el de oliva, para ayudar a reducir la inflamación.
Manejo del estrés: incluí prácticas como el yoga, la meditación o el mindfulness para disminuir la respuesta inflamatoria del cuerpo.
Ejercicio regular: el ejercicio moderado y regular mejora la circulación y promueve un equilibrio inflamatorio saludable.