Cómo reconocer señales de déficit de vitaminas y minerales sin confundirlas

Fatiga persistente, piel seca, caída del cabello y calambres pueden delatar carencias de micronutrientes. ¿Qué síntomas vigilar, quiénes están en mayor riesgo y por qué no conviene automedicarse sin un diagnóstico adecuado?

Mujer fatigada.
Mujer fatigada.Prostock-Studio

Por qué importan los micronutrientes

Las vitaminas y minerales participan en la producción de energía, la inmunidad, la salud ósea y la función neurológica.

La Organización Mundial de la Salud estima que las deficiencias de hierro, vitamina A y yodo siguen entre las más frecuentes a nivel global.

Instituciones como los National Institutes of Health (NIH) subrayan que la dieta, ciertas enfermedades, medicamentos y etapas de la vida pueden aumentar las necesidades.

Piel, cabello y uñas: señales visibles

Uñas.
Uñas.
  • Piel seca o descamación: puede asociarse a déficit de vitaminas A, B2 (riboflavina), B3 (niacina), B7 (biotina) y zinc.
  • Queilitis (fisuras en comisuras) y glositis (lengua lisa/dolorosa): sugiere carencias de B2, B6, B9 (folato), B12 o hierro.
  • Cabello frágil o caída difusa: puede relacionarse con hierro bajo, zinc, selenio y biotina. En mujeres en edad reproductiva, la ferritina baja es una causa frecuente.
  • Uñas quebradizas o con estrías: se asocian a hierro y zinc; la coiloniquia (uñas en “cuchara”) es clásica de ferropenia.

Fatiga, ánimo y sistema nervioso

  • Cansancio desproporcionado y palidez: típicos de anemia por déficit de hierro, B12 o folato.
  • Hormigueos en manos y pies, torpeza o alteraciones de equilibrio: compatibles con déficit de B12.
  • Irritabilidad, dificultades de concentración y cambios de ánimo: pueden aparecer con deficiencias de B1 (tiamina), B6, B12, folato o magnesio. Según el NIH, la tiamina es clave para el metabolismo energético neuronal.

Visión y salud ocular

  • Ceguera nocturna y sequedad ocular: sugerentes de déficit de vitamina A.
  • Fotofobia y enrojecimiento ocular: pueden vincularse a carencias de B2.

Sistema inmune y cicatrización

Resfríos frecuentes, infecciones recurrentes o heridas que tardan en cerrar: pueden indicar déficit de vitamina C, vitamina D, zinc o proteína insuficiente.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

Revisiones del Harvard T.H. Chan School of Public Health señalan el rol del zinc y la vitamina C en la respuesta inmune y la cicatrización.

Huesos, dientes y músculos

El virus de chikunguña genera dolores articulares intensos durante varias semanas.
Dolores musculares.
  • Calambres, hormigueos peribucales y espasmos musculares: pueden sugerir bajos niveles de magnesio o calcio.
  • Dolor óseo o debilidad: asociado a vitamina D baja y, a largo plazo, a desmineralización ósea por calcio insuficiente.
  • Caries recurrentes y esmalte débil: posibles con vitamina D y calcio inadecuados.

Sangrado y hematomas

Sangrado de encías, hematomas fáciles y petequias: compatibles con déficit de vitamina C y, menos frecuente, vitamina K.

Aparato digestivo

Diarreas crónicas, pérdida de peso y mala absorción: pueden causar o resultar de déficits múltiples (por ejemplo, enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria intestinal).

La malabsorción suele requerir evaluación especializada.

¿Cuándo conviene consultar?

Si notás síntomas persistentes por varias semanas, si hay caída de cabello notable, palidez, fatiga que no mejora con descanso, calambres frecuentes, sangrado inusual o cambios neurológicos, buscá evaluación médica.

Un profesional puede correlacionar clínica, dieta y antecedentes para orientar estudios.

Cómo se confirma el diagnóstico

Las pruebas habituales incluyen:

  • Hemograma y ferritina para hierro; a veces transferrina e índice de saturación.
  • B12 y folato séricos; en casos dudosos, homocisteína y ácido metilmalónico.
  • 25‑hidroxivitamina D para estado de vitamina D.
  • Zinc, magnesio y calcio séricos; el magnesio eritrocitario puede aportar más precisión en algunos contextos.
  • Función tiroidea y marcadores de inflamación si se sospechan causas secundarias. Guías del NIH Office of Dietary Supplements describen límites de referencia y consideraciones de interpretación.

Quiénes tienen más riesgo

  • Embarazo y lactancia: mayores requerimientos de hierro, folato, yodo y otros micronutrientes.
  • Infancia y adolescencia: crecimiento acelerado.
  • Adultos mayores: menor absorción de B12 y vitamina D.
  • Dietas restrictivas o mal planificadas (veganas sin suplementación de B12, muy bajas en lácteos o pescados).
  • Trastornos gastrointestinales o cirugías bariátricas.
  • Personas con menstruaciones abundantes.
  • Uso crónico de ciertos fármacos: inhibidores de bomba de protones (B12, magnesio), metformina (B12), diuréticos (magnesio, potasio).

¿Sirve suplementar “por las dudas”?

La evidencia señala que suplementar sin déficit demostrado rara vez mejora síntomas y puede ser riesgoso.

Excederse en:

  • Vitamina A: toxicidad hepática y alteraciones óseas.
  • Vitamina D: hipercalcemia, daño renal.
  • Hierro: estrés oxidativo y daño gastrointestinal; peligroso si hay hemocromatosis.
  • Zinc: náuseas y déficit secundario de cobre. Las autoridades europeas (EFSA) y el NIH establecen Ingestas Máximas Tolerables justamente para prevenir efectos adversos.

Rol de la alimentación

Un plan variado favorece la suficiencia:

  • Hierro: carnes rojas magras, legumbres; combiná con vitamina C para mejorar absorción.
  • B12: alimentos de origen animal o suplementos/fortificados en dietas veganas.
  • Folato: hojas verdes, legumbres, cítricos.
  • Vitamina D: pescados grasos y alimentos fortificados; la síntesis cutánea depende de exposición solar responsable.
  • Calcio: lácteos, bebidas y alimentos fortificados, tofu con calcio, sardinas con espina.
  • Zinc y selenio: carnes, mariscos, frutos secos. Si seguís una dieta específica, planificá con un profesional para cerrar brechas.

Señales que requieren atención inmediata

  • Dificultad para respirar, dolor torácico, palidez extrema o taquicardia intensa.
  • Debilidad súbita, problemas para hablar o caminar.
  • Sangrado abundante o persistente. Ante estos signos, buscá atención de urgencia.
Enlace copiado