La verdad sobre los alimentos afrodisíacos

¿Seducir al otro gracias a las frutas y verduras? ¿Realmente predispone al acto carnal andar picoteando en la huerta? Elvira Grudzielski dice que sí. Es especialista en hierbas y escribió el libro "Recetas sensuales para horas gratas".

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Según dice, el alimento más potente de la cocina amorosa es la piña, ya que pone de buen humor y predispone a la sensualidad. Lo mismo rige para las uvas, cuyo azúcar va directo a la sangre y da energía.

La palabra "afrodisíaco" se deriva de Afrodita, la diosa y experta del amor, la belleza y el deseo en la mitología griega. A hierbas, especias y comidas se le atribuyen efectos erógenos. "Son potenciadores naturales", dice Grudzielski. Ya su bisabuelo era experto en hierbas y ella continúa con la tradición. "Echar mano de las hierbas puede tener el mismo efecto que las pequeñas pastillas azules", asegura.

La autora estudió usos y costumbres antiguos y recuerda dichos populares como que un poco de nuez moscada en el vino alimenta la pasión. También recuerda que antes de un banquete, Afrodita frotó las mesas con menta fresca para generar un ambiente relajado y con buen espíritu.

Esto permite pensar que los afrodisíacos lo pueden todo, desde despertar un deseo dormido hasta desatar la pasión. "En todo el mundo hay varios cientos de plantas a las que se les atribuyen efectos afrodisíacos", confirma Johannes G. Mayer, director de un grupo de investigación que estudia la medicina de los monasterios en la universidad de Wurzburgo, en Alemania.

El ginseng y el ají parecen ser los más exitosos, aventura Mayer. Sin embargo, el experto aclara que esto tiene que ver más bien con el ámbito de las especulaciones, la fe y la transmisión de saberes populares y señala que por ahora no hay pruebas científicas de todo esto.

También el experto en alimentación Uwe Knop señala que el plato es más bien un crisol de emociones. "Sin comida no existimos. Quizá podemos existir sin sexo, pero entonces la vida es menos bonita", opina el investigador. Afirma que la comida y el sexo son maravillosos y deben ser disfrutados.

Sin embargo, para Knop no hay ninguna constancia de que la comida sane, energice o vuelva sexualmente atractivas a las personas. Lo que Knop no descarta es que a veces el verdadero afrodisíaco sea la pareja.

La sola convicción en cuanto al poder de la hierba puede generar un efecto, sobre todo cuando son los bloqueos anímicos los que impiden el deseo. El historiador de la medicina Mayer dice que ya en la Edad Media, hombres y mujeres tocaban a las puertas de los monasterios para pedir un "empujón" de la huerta.

El "Macer floridus", un poema del siglo XI, era considerado una obra clásica del arte de la sanación mediante las hierbas en Europa Central. En él, la ortiga es descrita como afrodisíaca. "Tomar su semilla con vino despierta el amor, y aún más si rallas la planta, la mezclas con miel y pimienta y la tomas con el vino", afirmaba.

Entre los autores de la medicina de los monasterios, sólo Hildegard de Bingen advirtió acerca del "embrujo amoroso que pueden causar algunas plantas, como la árnica y el cardo bendito".

En el caso de algunas plantas, los expertos creen que su forma así como su flor pueden tener un efecto afrodisíaco. "Los espárragos, las zanahorias y el rábano parecen creados para el ámbito erótico", dice Mayer. Pero, como ya se dijo, su efecto no está demostrado.

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