El climatarianismo es un enfoque alimentario y de consumo cuyo objetivo principal es reducir la huella de carbono individual. Si bien puede asociarse principalmente con la alimentación, involucra una visión más amplia: consiste en tomar decisiones cotidianas considerando su impacto ambiental, priorizando prácticas y productos que contribuyan a frenar el calentamiento global.
Ser climatariano significa elegir alimentos cuya producción, transporte y distribución generen la menor cantidad posible de emisiones de gases de efecto invernadero.
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Esto implica favorecer productos locales, de temporada y de origen vegetal, así como minimizar el desperdicio de alimentos.

Por otro lado, el climatarianismo aconseja reducir —que no necesariamente eliminar por completo— el consumo de carnes, especialmente de res y cordero, pues su producción es una de las principales fuentes de emisiones nocivas.
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Principios y prácticas del climatarianismo
Entre las pautas más comunes que siguen las personas climatarias están:
- Priorizar lo local: consumir productos cultivados y elaborados en la región para minimizar el transporte.
- Preferir alimentos de temporada: aprovechar lo que ofrece cada estación, lo que generalmente requiere menos recursos para su producción y almacenamiento.
- Elegir proteínas de bajo impacto: favorecer legumbres, cereales y, cuando se consume proteína animal, pescado, pollo y huevos en lugar de carnes rojas.
- Reducir el desperdicio: planificar las compras y aprovechar sobras para evitar que los alimentos terminen en la basura.
- Evitar alimentos procesados y empaquetados excesivamente por los recursos y energía que demandan.
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¿Por qué gana adeptos?
La crisis climática es uno de los desafíos más urgentes de nuestra era, y la alimentación representa hasta un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, según la ONU.

Frente a esta realidad, muchas personas buscan maneras prácticas de contribuir a la solución. El climatarianismo se presenta como una opción accesible y concreta, que se puede adaptar a distintos estilos de vida sin la necesidad de asumir restricciones absolutas.
El deseo de coherencia entre valores ambientales y hábitos cotidianos también impulsa la popularidad del climatarianismo.
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Además, el acceso a información transparente sobre el origen y el impacto de los alimentos es cada vez mayor, lo que facilita tomar decisiones más conscientes.
Movimientos sociales, celebridades y campañas desde organismos internacionales han contribuido a poner el climatarianismo en el centro del debate público. No se trata de una dieta estricta, sino de un compromiso flexible y gradual, más fácil de adoptar que otros enfoques como el veganismo o el vegetarianismo estricto.
Adoptar el climatarianismo no solo es una forma personal de mitigar el cambio climático, sino también una oportunidad para alimentar nuevas prácticas de consumo responsable y apoyar sistemas alimentarios más sostenibles.
Al elegir lo que comés y consumís a diario, podés ser parte de un movimiento que suma cada vez más voces y acciones a favor del planeta.