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Así, la humanidad recuerda prolongadas dictaduras totalitarias que llegaron al poder encabalgadas en reclamos justos, que fueron muy bien aprovechados por minorías que controlaron o manipularon la situación para después tomar las riendas del poder.
Esto viene a cuento, ya que por estos días hay una gran efervescencia estudiantil, que con justos reclamos andan pidiendo las cabezas de varios funcionarios, una especie de minirrevolución que esperemos se encarrile en forma ordenada, firme pero serena, sin caer en extremos que solo favorecerán a políticos inescrupulosos, acostumbrados a halagar los oídos de los descontentos, pero que en el fondo suelen ser mucho peores que aquellos que desplazan, aunque parezca imposible.
Y quiero recordar un par de hechos y compararlos con un país de vieja tradición democrática, no tan lejanos que truncaron gobiernos y solo sirvieron para que una clase política, de la vieja escuela estronista, continuara tras bambalinas en el poder.
Primero: en nuestro país en 1999 “asesinaron” a un vicepresidente y luego, vía manifestación con jóvenes muertos víctimas de francotiradores, pidieron la cabeza del Presidente, el “marzo paraguayo”. En 1963, en USA asesinaron nada menos que al presidente, J.F. Kennedy, luego su vice asumió, como correspondía, y a nadie se le ocurrió echar a este, poner a otro y menos culparlo del famoso complot.
Segundo: en 2012 hubo un enfrentamiento entre policías y campesinos con once muertos; notable, otra vez hubo francotiradores; por este hecho también pidieron la cabeza del Presidente y en pocos días lo echaron; caso que tampoco aún se aclaró, aunque es evidente que esto no importaba, lo que interesaba era echar al titular del PE, como en 1999. Comparo esto con algo mucho peor, lo que pasó en 2001 en USA: sendos atentados con aviones, derribaron las Torres Gemelas, murieron miles de personas, un avión se estrelló contra el Pentágono y otro lo estrellaron los pasajeros; y nadie pidió por esto la cabeza del Presidente, todo lo contrario, lo apoyaron para que combata a los que sospechaban llevaron adelante los ataques.
Volviendo a los estudiantes, analizando la situación, el sentido común me dice que los descontentos por esta situación no son solo los estudiantes, también están descontentos los funcionarios cuestionados y sus “nepotes!, junto a sus padrinos, cuates que se recibieron en la “vieja escuela del Rubio”; e imagino que mientras los estudiantes toman los claustros, estos vejetes están apuntando, más allá de los jóvenes, a quien o quienes les están moviendo el piso facilitándole estos ataques. Así que no sería de extrañar que aparecieran otra vez los francotiradores, las manifestaciones ya están, para luego realizar un juicio político sumarísimo al Presidente; al que estos “descontentos de la vieja escuela” junto a la neoescuela bolivariana, en las redes sociales y cuando medio encuentran hace un tiempo lanzan acusaciones de dictador, de borracho, de anticolorado, algunos vierten lágrimas de cocodrilo, y otras mucho peores... solo falta que lo acusen de antinepotista, que no sería de extrañar de parte de los colorados.
El juego está en marcha, la puesta en escena es similar a los dos hechos mencionados, esperemos que los estudiantes no caigan en ninguna trampa; que puedan razonar en medio de esta tormenta y el sentido común les sirva para darse cuenta de quiénes son realmente los que en forma desinteresada, pero con la ambición de tener un país mejor, los están apoyando en sus reclamos.
Rafael Luis Franco