Signos de enfermedades comunes en gatos ancianos
1. Riñones que piden ayuda. Uno de los males silenciosos más frecuentes es la enfermedad renal crónica. Cuando los riñones dejan de funcionar como antes, el cuerpo no filtra bien los desechos.
¿Señales de alerta? Tu gato bebe más agua de lo habitual, orina con más frecuencia, pierde peso y parece más apático. Si notás estos cambios, una visita al veterinario para análisis de sangre y orina es vital.
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2. Una tiroides acelerada. El hipertiroidismo es otra condición común en gatos mayores. Puede que tu minino esté comiendo como nunca, pero adelgaza a la vista.

¿Lo ves inquieto, con el pelaje feo o el corazón latiendo muy rápido? No lo ignores. Un examen y una simple muestra de sangre pueden confirmar el diagnóstico.
3. Azúcar en sangre. Sí, los gatos también pueden tener diabetes. Si tu compañero de cuatro patas empieza a beber y orinar mucho, pierde peso sin explicación y parece menos activo, es hora de hacerle un chequeo. Con dieta y, a veces, insulina, puede llevar una vida plena.
4. Articulaciones cansadas. Quizás ya no salta al sofá como antes, o duda antes de subir a su rincón favorito. Podría ser artritis.

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El dolor articular afecta su movilidad y su ánimo. Un examen físico y unas radiografías bastan para saberlo. Y existen tratamientos que mejoran mucho su bienestar.
5. Problemas en la boca. El aliento fuerte, las encías rojas o sangrantes, o el rechazo al alimento duro pueden indicar enfermedad dental.
Las infecciones en la boca no solo duelen: pueden afectar otros órganos si no se tratan. La limpieza dental y una revisión regular hacen toda la diferencia.

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Cuidar a un gato mayor es como cuidar a un sabio compañero de vida. No se trata solo de mimos y comida rica (que nunca faltan), sino de estar atentos a los pequeños cambios.
Un chequeo al año, o cada seis meses, puede detectar a tiempo lo que sus maullidos no dicen. Y con amor, vigilancia y buenos cuidados, pueden seguir compartiendo años maravillosos juntos.