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Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la misa dominical de las 07:00, en el santuario de Caacupé. En su prédica habló de forma cruda sobre la realidad que se vive en el Paraguay y manifestó que “la justicia es para combatir el crimen organizado y no para que los políticos lo utilicen para protegerse de su mala acción”.
Enfatizó que la justicia es uno de los poderes legítimos del Estado en cualquier país; sin embargo, en el nuestro hay poderes fácticos que la eluden. Dijo que las autoridades incluso se burlan de todos como se pudo comprobar una vez más en el último escándalo originado tras peritar el teléfono de un representante -Eulalio “Lalo” Gomes- que fue asesinado hace poco.
Monseñor Valenzuela lamentó este hecho y recordó que se supo esto a través de audios, que otro miembro del pueblo estaba haciendo tráfico de influencias para hacer funcionar toda una maquinaria perversa y tramposa para favorecer a corruptos.
“Imagínense que un representante asesinado llamaba pidiendo impunidad a fiscales para hacer favores a otros y a altos funcionarios que están metidos en problemas; es una vergüenza”, expresó.
“Ojalá que la Fiscalía actúe con firmeza y que a los jueces no les tiemblen las manos, sino al contrario, que también ellos tengan manos firmes para condenar a los culpables, pues no es suficiente con la renuncia o el desafuero”, indicó el obispo.
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Organizaciones que se dedican al mal
En otro momento de su alocución el clérigo también dijo con indignación que cada vez hay más organizaciones que “se dedican a hacer el mal”.
Añadió que cada vez son más grandes este tipo de grupos que se crean para eso, para hacer el mal. “Y por desgracia las organizaciones criminales que tenemos también son las asociaciones ilícitas para delinquir”, agregó.
Continuó diciendo que de esta manera la corrupción va tomando y copando los espacios, entrando en los hogares y minando los corazones de las familias. “Eso se refleja cuando el hijo hace la misma cosa, el mal que hace el padre”, refirió.
El obispo enfatizó que a nivel de sociedad la corrupción permeó bastante, pues ocupa el primer lugar de índice de riesgo político en nuestro país.
Señaló que a pesar del esfuerzo genuino que también hacen otros países para fortalecer sus instituciones dando unos pasos bien concretos en materia, transparencia y rendición de cuentas, esto nunca es suficiente.
Agregó que la mayoría, y nosotros como país también padecemos el flagelo del sistema manipulado para beneficiar a unos pocos que están ligados al poder y eso dificulta el justo ejercicio de los derechos.
“El Señor nos dice que nunca tenemos que perder la esperanza, tenemos que tener esperanza porque cada conversión es auténtica y cada reconciliación es la historia de un pasar de pecador a pescador”, puntualizó el religioso.
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