Obispo advierte sobre el consumismo y el individualismo que deterioran la dignidad cristiana

Monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de la diócesis de Caacupé, advirtió sobre los riesgos del excesivo consumismo, la vanidad y el individualismo, actitudes que -según expresó- rebajan la dignidad cristiana, descomponen a las personas moralmente y terminan debilitando los vínculos de solidaridad que deben prevalecer en la comunidad. Fue en la misa central de la Solemnidad de Corpus Christi celebrada este domingo en la basílica de Caacupé.

Monseñor Ricardo Valenzuela cuestiona el consumismo y el individualismo.
Monseñor Ricardo Valenzuela cuestiona el consumismo y el individualismo.

Durante su mensaje, Valenzuela recordó que muchos viven hoy encerrados en sí mismos, abatidos por el peso de la vida y sin fuerzas para levantarse. En ese contexto, dijo que la Eucaristía se convierte en una fuente de unidad y fuerza espiritual, que alienta y mantiene viva la esperanza.

Continuó diciendo que uno de los males que afectan a la sociedad actual es la obsesión por aparentar y el deseo de consumir sin medida, que se combinan con una actitud de competencia egoísta, donde el “yo” busca siempre ser el centro, quiere triunfar a toda costa y aplastar al otro, sin admitir errores ni reconocer sus propias carencias.

Cuestionó la vanidad y el individualismo, actitudes que -según expresó- rebajan la dignidad cristiana, descomponen a las personas moralmente y terminan debilitando los vínculos de solidaridad que deben prevalecer en la comunidad.

“Todo esto nos deprecia, rebaja nuestro valor como personas y como cristianos. Nos deteriora y nos destruye por las idolatrías de nuestro tiempo. Hay que tener atención fraterna hacia quienes luchan por sostener el peso de la vida diaria y están en peligro incluso de perder la fe”, resaltó.

Dar esperanza

El obispo también alertó sobre la incapacidad de dar esperanza y de construir una comunidad sana, lo que contribuye a disgregar a los cristianos. En ese sentido, destacó que la Eucaristía es un vínculo de comunión, una realización de la alianza, un signo vivo del amor de Cristo que se humilló y se bajó por nosotros, para que permaneciéramos siempre unidos.

Al participar de ella, dijo que somos introducidos en un camino que no admite divisiones, porque el Cristo presente en medio de nosotros en el pan y en el vino exige que la fuerza del amor supere toda herida y toda separación, para convertirnos en apoyo para los más débiles y compañía para los más pobres.

“Desde lo más profundo aún puede brotar la oración que dice: ‘Creo, Señor, pero ayuda a mi fe’”, afirmó Valenzuela y recordó que esa súplica sigue siendo válida para el cristiano contemporáneo, tentado por las falsas seguridades y por las dudas existenciales.

El obispo insistió en que la misión de los cristianos es escuchar la palabra de Dios y vivirla a través del Evangelio.

Llamado a estar unidos

Antes de concluir, monseñor Valenzuela hizo un llamado a permanecer unidos como comunidad cristiana y a no disgregarse, dejando de lado las divisiones, las murmuraciones y los egoísmos. Recordó que en esta festividad no solo se celebra el misterio de la fe, sino que también se lo expresa públicamente mediante cantos, alabanzas y procesiones como testimonio visible de la fe del pueblo.

La jornada culminó con la participación de cientos de fieles que acompañaron la imagen de la Virgen de los Milagros de Caacupé, renovando su agradecimiento a Dios por el camino recorrido a través del desierto de la pobreza, con errores, equivocaciones y ofensas al prójimo, pero con la certeza de que Dios sigue alimentando a su pueblo con su amor y con el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.

La Solemnidad de Corpus Christi

Hoy, en la basílica de la capital espiritual se hizo la celebración de la Solemnidad de Corpus Christi.

En la explanada se pudo observar una hermosa alfombra de flores naturales que se utilizó para hacer la tradicional procesión.

Varios jóvenes, con fe y devoción, acompañaron con impecables atuendos típicos sosteniendo la bandera paraguaya.

Los jóvenes se lucieron con sus elegantes atuendos típicos paraguayos.
Los jóvenes se lucieron con sus elegantes atuendos típicos paraguayos.
Se realizó la tradicional procesión.
Se realizó la tradicional procesión.
Asi luce la Basilica Santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé.
Asi luce la Basilica Santuario de Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé.

La Solemnidad de Corpus Christi, que significa “Cuerpo de Cristo” en latín, es una de las celebraciones más importantes del calendario litúrgico católico.

Se conmemora la presencia real de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía; es decir, en el pan y el vino consagrados durante la misa. Es una fiesta que resalta la centralidad de la Eucaristía en la vida cristiana y suele estar acompañada de procesiones públicas, como testimonio de fe y agradecimiento por este misterio.

Esta festividad nació en el siglo XIII y fue instaurada oficialmente por el papa Urbano IV en 1264, con el fin de que los fieles pudieran rendir un homenaje público y solemne a Jesucristo presente en la Eucaristía, fuera del contexto exclusivo de la misa.

Desde entonces, se celebra cada año en muchos países con misas solemnes y procesiones, donde los creyentes acompañan al Santísimo Sacramento como signo de adoración, gratitud y testimonio de fe.

El Corpus Christi pone en el centro de la vida cristiana el misterio de la entrega de Cristo a través de su Cuerpo y de su Sangre, alimento espiritual que sostiene y fortalece a la comunidad de creyentes. Además, resalta el valor de la unidad, la comunión fraterna y la solidaridad con los más necesitados, pilares fundamentales del mensaje evangélico.

Como cada domingo la explanada de la basilica estuvo repleta de feligreses.
Como cada domingo la explanada de la basilica estuvo repleta de feligreses.

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