El jueves pasado, los blancos fueron los trabajadores de la salud de los servicios públicos, además del personal de la Fundación Tesãi, dependiente de Itaipú. Estos fueron primero obligados a proporcionar sus datos personales, mediante los cuales luego fueron bombardeados con mensajes para que asistan a un mitin político colorado.
A los dirigentes no les importó de qué partido o ideología eran estos trabajadores: todos por igual debían asistir al mitin y fueron forzados incluso a portar las famosas pañoletas rojas. Los trabajadores de menor rango no tenían mucha alternativa, pero lo más lamentable es que las propias autoridades de la salud se han prestado a esta descarada coacción.
El personal de blanco y todos los funcionarios públicos incluso son amenazados para votar a favor de la ANR, alegando que sabrán por quién sufragan, asumiendo abiertamente que violarán el principio del voto secreto garantizado en las leyes nacionales.
La propia Constitución garantiza la pluralidad de ideologías; sin embargo, poco o nada les importa esto a los políticos que pisotean la dignidad de estos trabajadores al someterlos a participar en actos partidarios y dirigir su voto.
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La situación refleja una práctica detestable que atenta contra la libertad ciudadana y el derecho básico a decidir sin presiones. El Estado, que debería proteger a sus trabajadores, se convierte en instrumento de manipulación política, traicionando la confianza institucional y sembrando miedo entre quienes dependen de su salario.
Estas acciones no solo son ilegales sino profundamente inmorales. Detrás de cada funcionario hay una familia que sufre la amenaza del despido o el traslado por no plegarse a intereses partidarios. Esto es solo una prueba más de cómo un sistema clientelista se alimenta del miedo y de la dependencia.
Ciudad del Este, como una de las ciudades más importantes del país, considerada un pulmón económico, merece elecciones limpias y libres de toda clase de manipulación. La dignidad no puede ser una moneda de cambio electoral ni una condición impuesta por los poderosos de turno. Todos estamos llamados a defender el derecho al voto libre y secreto porque eso es defender la esencia misma de la democracia.
tereza.fretes@abc.com.py