Feliz cumpleaños, Presidente

El Presidente de la República del Paraguay, Santiago Peña, cumple hoy 47 años y es una buena oportunidad para emitir buenos deseos. No, esto no es ironía ni burla, ni buscar malas intenciones, como alguien quiso apuntarlo esta semana. Es el deseo genuino de gente que, en medio de sus propias dificultades, todavía cree que si a su líder le va bien, al Paraguay le irá bien.

Hoy le deseamos sabiduría para tomar decisiones que beneficien realmente a la nación, con mano firme e implacable contra la corrupción que tanto daño nos ha hecho. Que tenga la fortaleza de no ceder ante los intereses que siempre intentan torcer el rumbo y la claridad para mantener un norte único y equilibrado, sin bandazos que desorienten a la gente. Que estos nuevos años que se suman a su vida vengan acompañados de la paciencia necesaria para escuchar a los hombres y mujeres sabios que, desde distintos sectores, pueden aportar ideas positivas a su agenda. Escuchar no es debilidad; es la mayor muestra de grandeza que puede tener un gobernante.

Que sea prosperado en todo, así como prospera su alma, y que esa prosperidad se derrame sobre cada ciudadano paraguayo: en el bolsillo del trabajador, en la mesa de la familia humilde, en las oportunidades de los jóvenes que no quieren irse del país.

Que tenga salud, señor Presidente. Mucha salud. Pero que esa salud también llegue a los hospitales públicos, que hoy más que nunca necesitan ser dignos, equipados y con profesionales altamente capacitados. El pueblo no pide lujos; pide poder atenderse sin humillaciones y sin tener que elegir entre comer, organizar rifas o comprar remedios.

Que pueda disfrutar de un país seguro, como todos queremos que lo disfruten nuestros hijos. Que puedan salir a la calle, a la escuela, al club o a visitar a un amigo sin que sus madres vivan con el corazón en la boca, con la plena seguridad de que volverán a casa sin un rasguño.

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Un aniversario como este invita a una reflexión sencilla: el ejercicio del poder es siempre temporal y se mide, en última instancia, por la distancia que separa la promesa del resultado. La prensa no existe para celebrar ni para destruir; existe para registrar esa distancia con la mayor precisión posible. Mientras esa brecha persista, seguirá habiendo titulares incómodos. Cuando se acorte, habrá más razones para destacar logros que para señalar carencias.

Ese es, en el fondo, el único regalo que un país puede ofrecerle a su presidente en su cumpleaños: la exigencia constante de que la realidad se acerque cada vez más a lo prometido.

Feliz cumpleaños, presidente Santiago Peña.

Que el año 47 sea recordado por haber reducido esa distancia y que realmente todos estemos mejor.

smoreno@abc.com.py