La presidenta argentina, Cristina Fernández, confirmó una vez más que está en ejecución el proyecto nuclear Carem (previsto para Formosa, a 15 km de frontera con Paraguay), mientras en nuestro país se sigue aguardando un informe oficial sobre el emprendimiento. El canciller Eladio Loizaga señaló ayer que se reiteró el pedido hace 30 días, y se aguarda una respuesta para la próxima semana.
El senador del Partido Democrático Progresista Arnaldo Giuzzio anunció que no solo exigirán al Gobierno un pronunciamiento sobre la admisión argentina de la construcción de una planta nuclear en Formosa, sino que advertirán del hecho a la OIEA.
A pesar de que las autoridades locales hablan del temor que existe por el plan argentino de instalar una planta de procesamiento de Uranio en Formosa, oficialmente Paraguay no ha recurrido al organismo internacional regulador de Energía Atómica.
Los riesgos de la instalación de la procesadora de uranio Dioxitek en las afueras de la ciudad de Formosa y la eventual creación de un “polo nuclear” en la frontera con Paraguay hay que evaluarlos en dos niveles. Uno es el de los efectos de la operación rutinaria de la planta y de las proyectadas centrales nucleares. El otro, quizás más importante en lo que a nuestro país respecta, es considerando la variable del “peor accidente posible”.
El gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, aseguró ayer que de “ninguna manera” dicha provincia argentina albergará residuos nucleares. Fue al ser consultado sobre el plan nuclear del vecino país en Formosa. Informó que una ley provincial no permite que se aloje “ningún tipo de residuos atómicos”.