Dos cigüeñeros paraguayos, que estuvieron por más de tres días varados en la Cordillera de los Andes, con sus enormes camiones y soportando temperaturas de más de 35 grados bajo cero, relataron a ABC Color cómo pasaron las terroríficas horas, sin saber si saldrían con vida. Volvieron para contarlo.
Una trabajadora del Mercado 4 sorprende a propios y extraños por la maestría que tiene para pelar más de mil kilos de mandioca, en horas de la madrugada y los primeros minutos de la mañana, según asegura. La misma afirma no estar arrepentida de haberse dedicado desde los 21 años a este menester.
Las calles de Asunción son testigos silenciosos del paso de cientos de sacrificadas mujeres que deambulan en horas de la madrugada para regresar a sus hogares tras largas jornadas laborales. Para ellas no existen feriados, noches de lluvias, frío ni enfermedades que les aquejan. Justifican el esfuerzo con una vida digna y mejores oportunidades, las que ellas no tuvieron, para sus hijos.
María Ester Portillo se gana la vida vendiendo rosas en los establecimientos que están de moda en Asunción en horas de la madrugada. Con este trabajo logró criar a sus 12 hijos. Ella nos cuenta lo difícil que es para una dama estar en la calle en esas horas y cómo empezó en el inusual negocio, hace ya casi 30 años. ¿La edad? “No se le pregunta a una mujer”, es su respuesta.
En la calle lo conocen como “Nando’i”. Él dice tener 13 años y que comenzó su “carrera” delictiva a los 8. La última vez cayó preso por asaltar con un machete a un joven. Asegura que le gusta robar y advierte que mataría “sin problemas”.
Es un poblador de 49 años que hace dos años perdió su puesto laboral y, a pesar de que tocó varias puertas, no pudo acceder a un nuevo empleo estable. Por ello, recorre las calles de la ciudad capital en horas de la madrugada, juntando latas y otros tipos de materiales, que luego de ser seleccionados son vendidos a una recicladora. Quiere estudiar y ser periodista.